19 El le dijo: «Vete en paz.» Y se alejó de él una cierta distancia.
20 Guejazí, el criado de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo: «Mi amo
ha sido indulgente con Naamán, ese arameo, al no aceptar de su mano
lo
que traía. ¡Vive Yahveh!, que voy a correr tras él y tomaré algo
de su
mano.»
21 Guejazí partió en seguimiento de Naamán. Naamán vio que corría
tras de él y saltó del carro a su encuentro y dijo: «Todo va bien?»
22 Respondió: «Bien. Mi señor me envía a decirte: Acaban de llegar a
mí dos jóvenes de la montaña de Efraím, de la comunidad de los profetas;
dame, por favor, para ellos un talento de plata y dos vestidos de fiesta.»
23 Dijo Naamán: «Dígnate aceptar dos talentos y dos vestidos de
fiesta.» Le insistió, y metió dos talentos de plata en dos sacos y
se lo
entregó a dos de sus criados que lo llevaron delante de él.
24 Cuando llegó a Ofel, lo tomó de sus manos, y lo puso en la casa y
despidió a los hombres, que se fueron.
25 Cuando llegó y se presentó a su señor, Eliseo le dijo: «¿De dónde
vienes Guejazí?» Respondió él: «Tu siervo no ha ido ni aquí ni allá.»
26 Le replicó: «¿No iba contigo mi corazón cuando un hombre saltó
de su carro a tu encuentro? Ahora has recibido plata y puedes
adquirir
jardines, olivares y viñas, rebaños de ovejas y bueyes, siervos y siervas.
27 Pero la lepra de Naamán se pegará a ti y a tu descendencia para
siempre.» Y salió de su presencia con lepra blanca como la nieve.